Pero también aprovechamos los días previos orando ante las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo, así como visitando el templo de Ara Coeli, donde San Francisco Solano tiene dedicadas dos capillas. Allí hemos rezado por todos los que no habéis podido venir.
Han sido días hermosos de convivencia y de conocer mejor nuestra historia, "la profana" y "la religiosa" por decirlo de alguna manera. Ambas tienen en Roma su centro.
Damos gracias al Señor este regalo, por cada momento de oración, turismo, risas, cansancio... y como no, por el motivo de nuestro viaje: El Maestro de Santos ya es Doctor de la Iglesia.
Unas jornadas alucinantes las que hemos vivido juntos, ha dado igual el cansancio, el sueño...porque puedo decir que una compañía como esta es la que pone las estrellas a cada viaje que hago con ellos. Y siempre estaré muy agradecida.
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