"Seamos muy devotos de este Niño y celebremos su fiesta con gran regocijo espiritual". S. Fco. Solano
jueves, 22 de diciembre de 2011
lunes, 19 de diciembre de 2011
BENDICIÓN DEL NIÑO JESÚS
El cuarto domingo de Adviento, muchos niños y algunos adultos, se acercaron al altar para bendecir las imágenes del Niño Jesús de sus belenes. Tras reflexionar que sin Jesús no hay Navidad, se invocó la bendición del Señor. Antes de terminar la Santa Misa, los niños fueron enviados como misioneros de la Navidad con las estrellas de la Infancia Misionera, llevándose también a casa la hucha solidaria. Una mañana conmovedora.
sábado, 17 de diciembre de 2011
NOVENA DE NAVIDAD
Sábado 17, comienzan las ferias mayores del Adviento y la cuenta atrás para la Navidad. Comenzamos con el retiro y seguiremos dedicando al nacimiento del Señor todas las reuniones y catequesis de este semana para prepararnos bien. María y José nos abren camino.
miércoles, 14 de diciembre de 2011
DÍA 14, CONMEMORACIÓN
viernes, 9 de diciembre de 2011
BENDECIDO EL BELÉN PARROQUIAL
Tras la Eucaristía de la Inmaculada, como de
costumbre, se bendijo el Belén Parroquial realizado por el feligrés Antonio
Ramírez Luque-Romero y con las luces y el sonido de FMAS Automatización
(www.controladores.net), así como la colaboración de Onda Cero Montilla.
Este año todo lo
que vemos y escuchamos es nuevo. Hay que observar las más de 800 losetas, las
viguetas del patio de la posada, así como la cascada de agua que acompaña a los
pastores. Pero, por supuesto a quien más hay que mirar es a Jesús. De ello se
encarga la narración y la iluminación, “Él es imagen del Dios invisible” (Col
1, 15).
Podéis disfrutar de
esta belleza del 9 de diciembre al 6 de enero. Todas las tardes de 7 a 9 (excepto el 24 y 31 de
diciembre) y los domingos y festivos también por las mañanas de 12 a 2 (excepto el 25 de
diciembre y el 1 de enero que será de 1 a 2).
Lo encontraréis en
el Salón Parroquial Sagrado Corazón (C/ Puerta de Aguilar 19), parte trasera de
la parroquia.
Nos vemos en Belén.
DÍA DE LA INMACULADA
El día de la Patrona de España, la Hermandad Patronal de Montilla, organizó el primer besamanos a la Virgen de la Aurora. En esta ocasión pudimos acercarnos a la imagen de nuestra Madre, que siempre la vemos en su camarín o en el paso procesional.
La iniciativa ha
sido bien acogida por los feligreses que han pasado por nuestra parroquia.
jueves, 1 de diciembre de 2011
viernes, 11 de noviembre de 2011
LUGARES SOLANISTAS MONTILLA
LUGARES SOLANISTAS EN MONTILLA
Todos los rincones de Montilla nos
hablan de San Francisco Solano. Azulejos, imágenes o lienzos podemos encontrar
en calles, templos, casas y empresas. Pero algunos lugares son especialmente
solanistas porque en ellos vivió el Santo momentos importantes.
PARROQUIA SAN FRANCISCO SOLANO
Se
levanta sobre el solar de la casa donde nació, en marzo de 1549, El Santo. Aquí
creció con el cariño de sus padres Mateo y Ana y sus dos hermanos mayores Diego
e Inés. En esta casa vivió Francisco hasta que cumplió 20 años y entró en el
monasterio.
Hoy
a Solano podemos conocerle más a través de los lienzos que nos reflejan algunos
momentos de su vida, así como los mapas de su itinerario y algunas cosas que le
pertenecieron.
PARROQUIA DE SANTIAGO
En
la época de Solano existían n Montilla varias iglesias, como la de San
Sebastián, San José, Santa Clara… Pero una única parroquia, la de Santiago. El
Santo recibió el bautismo el 10 de marzo de 1549. Conservamos la misma pila,
custodiada ahora por la capilla que hiciera Manuel Garnelo.
Aquí
venía todo el pueblo a Misa, a las bodas, los entierros, la Navidad, la Semana Santa… También
El Santo venía aquí a rezar, a celebrar los sacramentos... Haría aquí su
primera comunión. Cuentan que cerca de la pila de agua bendita, entrando a la
derecha, están enterrados sus padres.
Podemos
contemplar el magnífico lienzo que pintó José Garnelo con las dos curaciones
que hizo Solano, siendo fraile en Montilla. (Curación de un niño en la calle FUENTES y la de un paralítico en
la calle FERIA).
SANTUARIO DE SAN JUAN DE AVILA (COLEGIO DE LOS JESUITAS)
Esta
iglesia y los pisos que le rodean era la escuela de los jesuitas. (Por eso la
calle de atrás se llama calle Escuelas, porque por allí se entraba a la escuela).
La escuela la abrió San Francisco de Borja cuando Solano tenía sólo 4 años más
o menos. Por lo que él fue uno de los primeros en entrar.

San
Juan de Ávila enseñaba el catecismo aquí, y lo hacía con canciones. Como a
Francisco le gustaba la música y cantaba muy bien, se aprendía las cosas
corriendo.
Cuando murió San
Juan de Ávila, San Francisco Solano tenía 20 años, y fue cuando entró de fraile
en el convento de San Lorenzo. Los restos mortales de San Juan de Ávila se
guardan el relicario del retablo actual.
RESTOS DEL CONVENTO DE SAN LORENZO

ERMITA DEL SANTICO
Esta
pequeña iglesia se levanta en la calle Córdoba para recordar que en este lugar,
El Santo, siendo adolescente daba de comer a los niños pobres del barrio. Aquí
se paraba Solano para dar comida y también para enseñarles a los niños el
catecismo que él aprendía en el colegio.
Por
esta calle bajaba él de casa a su campo para trabajar o para llevar la comida a
su padre. Tenían olivos y viñas.
ERMITA DE SAN JOSÉ
Sabemos
por los testigos que aquí venía El Santo con su familia a Misa cuando
jovencito.
MONASTERIO DE SANTA CLARA
El
año que vivió en Montilla siendo ya sacerdote, venía a celebrar Misa aquí y a
atender a las clarisas. Cuentan los contemporáneos que cuando se enteraban los
montillanos que predicaba el Padre Solano, acudían al convento para escucharle.

miércoles, 9 de noviembre de 2011
HISTORIA Y PATRIMONIO
Localización
La
Parroquia San Francisco
Solano se encuentra en Montilla, vicaría de la campiña y arciprestazgo de
Montilla-La Rambla.
Se levanta sobre la casa natal de dicho santo, en el número 18 de la
calle que lleva su nombre.
Dentro de la ciudad se encuentra en el centro de la misma, limitando con
las otras tres parroquias montillanas.
Reseña histórica
Esta
iglesia, fue construida en el solar de
la casa donde nació el santo montillano a instancias del licenciado don
Francisco Isidro de Alba, quien ya había comprado ese inmueble en 1664. Sus obras,
sin embargo, no se comenzaron hasta el año 1681, rematándose poco tiempo
después, muy posiblemente con la intervención de Melchor de Aguirre. No
obstante, durante todo el siglo XVIII será objeto de reformas y mejoras.
El
edificio, semejante a un templo conventual, según reconoció ya a finales del
Setecientos Antonio Jurado y Aguilar, presenta planta de cruz latina con
capillas laterales comunicadas entre sí que forman como unas naves menores.
Sus austeros alzados se articulan por un orden gigante de pilastras toscanas,
que en la nave marcan cuatro tramos y ciñen los arcos de medio punto que
comunican con las capillas. En dichos apoyos monta un entablamento con cornisa
decorada a base de tacos y ovas, en la que descansan las bóvedas de medio
cañón con lunetos y fajones que cubren el interior, a excepción del tramo
central del crucero que recibe una media naranja sobre pechinas. Tales
elementos llevan los únicos ornatos de este severo templo, unas yeserías típicas
de los últimos años del siglo XVII, que ya preconizan el típico cardo dieciochesco.
Dentro de unas cartelas ovales aparecen los bustos de San Francisco, San
Buenaventura, San Antonio y otro santo franciscano, completando esa composición
ornamental ángeles, ristras de frutos, mascarones y unos estilizados motivos
vegetales. El tramo de los pies está ocupado por el coro alto, que se eleva
sobre un amplio arco, obra que llevó a cabo el maestro Benito Ximénez para las
fiestas de canonización del santo en 1727, corriendo con sus costos el cabildo
municipal.
En
la parte de la epístola se localiza la
capilla de la Virgen de la
Aurora, junto al brazo del crucero. Fue costeada por la
duquesa de Medinaceli en 1699, aunque tiene elementos, particularmente ornamentales,
que delatan una fecha más avanzada del siglo XVIII. Se reduce a un pequeño
recinto rectangular con dos tramos de bóvedas vaídas. Estas bóvedas y sus
placados pueden pertenecer a Gaspar Lorenzo de los Cobos, quien interviene en
la capilla en 1721.
Los
exteriores de la iglesia, labrados en piedra de Fuente de Alamo, quedan entre
otras edificaciones, sobre las que emergen los limpios volúmenes de la nave y
el cajón de la cúpula con su cubierta piramidal.
Sólo
asoma a la calle la fachada principal,
que se trata de un original proyecto equivalente a un patio porticado partido
por la mitad. Así
ofrece una disposición en U, aunque de trazado irregular, componiendo su
primer cuerpo arquerías de medio punto, tres para el frente y una para cada
lateral, que descansan en columnas toscanas de piedra blanca. Dichos arcos
resaltan con sus acusadas molduras y con unas ménsulas gallonas y envueltas en
volutas que ocupan las claves, mientras que las enjutas lucen simples triángulos.
Un entablamento con triglifos sirve de tránsito al segundo cuerpo, que en lugar
de la estructura calada del primero tiene una construcción maciza, aunque
abierta en balcones, que en este caso se enriquecen a base de un baquetón que
forma orejetas superiores. Esta organización se interrumpe en el centro, donde
entre pilastras toscanas hay una aparatosa hornacina, característica de
finales del siglo XVII, que cobija una imagen en piedra policromada de San
Francisco Solano. Delante del ala izquierda se eleva una pequeña torre de base
cuadrada, cuyo cuerpo de campanas rematado en un chapitel piramidal de ocho
lados se arregló, particularmente en su azulejería, en 1910 con motivo de la
celebración del tercer centenario de la muerte del santo.
Detrás
del atrio se encuentra la puerta de ingreso. Es adintelada con marco de
orejetas y aparatosa clave de hojarasca, encuadrada por ristras de frutos. Esta
portada hay que relacionarla con la del palacio de los marqueses de Priego.
Retablos
y escultura.
Retablo mayor
Obra de madera dorada, que en 1728 contrata
Francisco Sánchez Prieto, mayordomo de la Obra Pía, con Gaspar Lorenzo de los Cobos, quien
se obligaba a «hacer un retablo de toda costa para la capilla y altar del
bienaventurado santo en dicha iglesia».
El retablo es una
típica máquina barroca, de gran aparato y efecto, pudiéndose considerar como
una obra de interés dentro del panorama artístico cordobés de la época, aunque
sin la categoría de otros contemporáneos como el de la Compañía o el de San Francisco
de Córdoba. A mayor escala reproduce el esquema del altar del propio Cobos en
el Sagrario de Montemayor, ampliación que no sólo permite que su traza resulte
más monumental sino también más complicada. Dicha traza, muy característica de
las primeras décadas del siglo XVIII, si bien con algún resabio de la centuria
anterior, concretamente del retablo mayor de la catedral de Córdoba, presenta
alto banco jalonado por ménsulas y netos con niños atlantes y dos cuerpos de
tres calles que articulan columnas salomónicas. El primero de ellos tiene seis
de esos apoyos, dos en los extremos y cuatro encuadrando la calle central, con
la peculiaridad de que los dos internos se adelantan. Sobre ellos montan las
dos únicas salomónicas del segundo cuerpo. Culmina el conjunto un ático curvo
con machones, adelantados respecto a los paños laterales.
Pese a su riquísima
y abundante decoración, los juegos de masas originados por las salomónicas
otorgan un gran vigor al retablo, particularmente a la calle central. En ella
destaca la amplia hornacina que alberga al santo titular, resaltada asimismo
con un aparatoso dosel cuyos cortinajes recogen ángeles dispuestos de perfil,
solución también puesta en práctica en la portada del Sagrario de Montemayor.
La imagen de San Francisco Solano es obra de talleres granadinos, desde donde
llegó a Montilla en 1689 a
solicitud del mayordomo don Francisco Ramírez Muñoz, capellán de la marquesa de
Priego. Se ajusta bien al modelo del santo fraile de esa escuela con un hábito
de severos y amplios pliegues que marcan verticalmente su caída, y un rostro de
facciones enjutas y firmes que expresa intensa espiritualidad, sobre todo en
su mirada. Por todos estos rasgos la obra se relaciona con la producción de
los Mora. El santo porta crucifijo y concha de plata, siendo de este mismo
material su diadema. A ambos lados aparecen dos indígenas arrodillados. La
calidad de la imagen queda resaltada por una primorosa policromía de grandes
motivos dorados sobre fondo pardusco. Gaspar Lorenzo de los Cobos, de acuerdo
con el contrato, se hizo cargo de las demás imágenes, a saber: San José, San
Antonio, San Pablo y San Francisco de Asís, las cuales ocupan los nichos
pequeños de las calles laterales, tanto del primer cuerpo como del segundo.
Centra este último cuerpo un crucificado, dentro de un marco adaptado a su
disposición. Preside el ático el busto del Padre Eterno.
Retablos de San Juan Nepomuceno y San Vicente
Ferrer
Los
retablos de San Juan Nepomuceno y San Vicente Ferrer ocupan, enfrentados, los
brazos del crucero del templo, respectivamente en el lado de la epístola y el
evangelio. Madera tallada y dorada. Están situados ambos sobre un frontal de
jaspe rojo y constan en sentido horizontal de banco, principal y ático, en tanto
que en sentido vertical se dividen en tres calles separadas por estípites.
El
banco presenta entre mensulones, en la calle central, un sagrario que se puede
ocultar por medio de puertas decoradas con menudos follajes. Sobre él, en el
principal, en una hornacina de medio punto se encuentran las imágenes
respectivas de los titulares de cada uno de estos conjuntos, en tanto que en
las calles laterales, sobre repisas, se hallan las figuras de San Isidro
Labrador y San Judas Tadeo en el primero, y de Santa Catalina de Siena y Santa
Rosa de Lima en el segundo.
Los
áticos, de medio punto, presentan, continuando la calle medial, una gran cartela
de borde mixtilíneo que muestra sendos escudos heráldicos. Se rematan los
conjuntos con la figura, de bulto redondo, de un ángel. Anónimo. Son obras fechadas
hacia 1745.
San Isidro Labrador. Talla de tamaño
algo menor que el natural. A sus pies se halla el arado. Viste casaca
dieciochesca ricamente estofada. Procede de la desaparecida ermita de San Blas.
Anónimo. Primera mitad del XVIII.
San Judas Tadeo. Talla de aproximadamente
110 cm.
El apóstol se envuelve en un ampuloso manto de policromía rojiza y porta un
hacha, atributo con el que fue martirizado.
San Vicente Ferrer. Talla de tamaño
natural. El santo dominico presenta magnífico estudio de telas en su hábito y
su capa, abierta a partir de sus antebrazos. Sostiene en su mano izquierda una
cruz a la que contempla y señala con la derecha.
Santa Rosa de Lima y Santa
Catalina de Siena. Ocupan las calles laterales del retablo de San
Vicente. Tallas de aproximadamente 120 cm. con la peana. Ambas santas aparecen con
atuendo monjil. La primera sostiene en sus manos un paño sobre el que aparece
un Niño Jesús; por su parte, la santa de Siena sostiene en sus manos una cruz a
la que hace ademán de besar.
Estas tres últimas imágenes, de magnífica
ejecución, están, estilísticamente, muy próximas al taller de Pedro de Mena.
Ultimo tercio del siglo XVII.
Retablo de Nuestra
Señora de la Aurora
En la parte de la epístola se localiza la capilla de la Virgen de la Aurora, junto al brazo
del crucero. Fue costeada por la duquesa de Medinaceli en 1699, aunque tiene
elementos, particularmente ornamentales, que delatan una fecha más avanzada
del siglo XVIII. Se reduce a un pequeño recinto rectangular con dos tramos de
bóvedas vaídas. Estas bóvedas y sus placados pueden pertenecer a Gaspar
Lorenzo de los Cobos, quien interviene en la capilla en 1721
Madera tallada y dorada. De
tamaño pequeño pero de gran categoría en su concepción y, especialmente, en su
ornato, a base de follajes menudos y abundantes de finísima labra.
De planta muy quebrada, presenta banco
con pedestales, llevando los interiores figurillas de ángeles con guirnaldas de
flores. El cuerpo del retablo se organiza en función del saliente arco del
camarín al que se anteponen dos estípites de robustas masas y especial
decorativismo, la mitad inferior, de forma troncopiramidal, luce guirnaldas de
flores y unas molduras de remate que, sobre la parte central de las caras,
forman arquillos conopiales.
En la mitad superior del estípite se
superponen diversos elementos que se estrangulan o ensanchan con decoración
vegetal. La estructura de la calle central del retablo, emerge entre
estrechísimas calles laterales señaladas mediante estípites cuya mitad
inferior reproduce prácticamente los ya descritos, aunque en el resto se
producen cambios. Los estípites extremos muestran en su parte superior diversos
moldurajes curvos y rectos consecutivos en tanto que los otros estípites se
completan con fragmentos de fuste ricamente decorados con acantos. Las calles
laterales tienen repisas rematadas con veneras que funcionan como hornacinas.
Culmina el retablo con un ático, de
diseño mixtilíneo, ocupado en su calle central por una gran corona imperial que
sostienen ángeles, figuras que también aparecen distribuidas por la cornisa del
coronamiento. Anónimo. Hacia 1740.
Nuestra Señora de la
Aurora, Patrona de Montilla
Situada detrás del retablo, en un
camarín de planta rectangular y sencilla cúpula elíptica. Talla policromada de unos 152 cm. de altura.
La
imagen se sitúa de pie sobre pedestal de nubes con cabezas de querubines.
Viste túnica roja y, a la altura de la cintura, un dinámico manto, recogido
sobre el brazo izquierdo, cae hacia los pies por el lado contrario. La Virgen
tiene un rostro dulcísimo, propio del autor al que se atribuye, enmarcado por
una cabellera de sinuosos bucles que se peinan hacia atrás a la altura de las
sienes. Porta en su mano derecha un estandarte de plata y en la izquierda
sostiene un Niño Jesús desnudo en ademán de bendecir.
Manto y túnica de
largos y sinuosos pliegues dotan a la figura de María de una movilidad andante
plena de gracia. Es rutilante la policromía de las telas.
Atribuible casi con
certeza a José de Mora, ya que coincide estilísticamente con otras imágenes de
este autor en diferentes localidades del sur cordobés.
La Virgen se halla
situada sobre un pedestal formado por dos octógonos concéntricos, elevado el
menor sobre tornapuntas situados en los ángulos. Se completa con pequeños y
graciosos angelillos.
Retablo de Nuestra Señora del Carmen
Madera
tallada y dorada. Tiene un banco muy estrecho, seccionado por las ménsulas que
soportan los finos estípites del principal; éste presenta tres calles, la central,
con hornacina de planta trapezoidal, cubierta con un geométrico doselete con
cortinajes que abren dos angelillos y que alberga una imagen de Nuestra Señora
del Carmen. En las calles laterales, ante fondos lisos que semejan hornacinas
por medio de los moldurajes de enmarque, situadas sobre repisas decoradas con
frondosas hojarascas, las imágenes de tamaño pequeño, en terracota, de San
Ignacio de Loyola y San Francisco Javier.
El
ático, de medio punto, presenta en su centro un florón entre molduras mixtilíneas,
flanqueado por caladas placas de follajes rizados. Como remate, un angelillo
sobre pedestal porta una palma. En torno a 1750.
Nuestra Señora del Carmen. Madera tallada y policromada.
Altura 150 cm.
La imagen, de correcta factura, se representa vestida a la manera tradicional
carmelitana: túnica parda, decorada con ramos, escapulario y capa dorada. En
el brazo izquierdo sostiene un Niño Jesús, en movido escorzo, y con la mano
derecha sujeta un escapulario. Asienta sus pies sobre un pedestal de nubes y
cabezas de querubines, y se cubre con una corona imperial.
Es
obra de mediados del siglo XVIII.
Retablo de Nuestra Señora de la Soledad
En
realidad no es más que un hueco poco profundo con remate de medio punto al que
prestan decoración unos grandes aletones de talla con remate en forma de
dosel, todo ello tallado y dorado.
Nuestra Señora de la Soledad. Imagen de
vestir, de tamaño natural, con cabeza y manos de talla que pertenece al esquema
iconográfico de las dolorosas granadinas. Presenta ambas manos unidas, con los
dedos entrelazados en un gesto de dolor contenido. Obra documentada en 1660.
Cristo de la Humildad. Talla.
Tamaño casi natural. Presenta a Jesús tras la flagelación, sentado en una piedra
—vestido sólo con paño de pureza y quebrados pliegues—, con la diestra en la
mejilla y sujetando la caña a manera de cetro con la izquierda. Es obra que
puede datarse en la segunda mitad del siglo XVII.
Retablo de Nuestra Señora de la Caridad
Madera
tallada y dorada. Consta de dos órdenes: un alto banco dividido por las
ménsulas en las que apoyan las pilastras que enmarcan la hornacina central
—muy sobresaliente del plano general del retablo—, y por los pedestales
prismáticos que soportan las imágenes de las calles laterales.
En
la hornacina, la imagen de Nuestra Señora de la Caridad, y sobre ella un
doselete con decoración geométrica.
En
las calles laterales, el plano del retablo se torna cóncavo, a modo de dosel
sobre sus respectivas imágenes: Santa Brígida y San Francisco de Paula. Remata
el conjunto una quebrada cornisa sobre la que hay dos tablas de pintura, de pequeño
tamaño, ricamente enmarcadas por tallas vegetales que representan dos santos
dominicos.
Es
obra del lucentino Pedro de Mena y Gutiérrez, quien la ejecutó en 1743 por
2.200 reales.
Nuestra Señora de la Caridad.
Dolorosa de vestir,
con cabeza y manos de talla. Fue elaborada por el imaginero cordobés Miguel
Arjona en 1987 en conmemoración del Año Santo Mariano Universal.
Santa Brígida. Talla. 120 cm. de altura. Presenta,
como muchas otras imágenes medievales, un hueco en el dorso, tal vez para
contener reliquias. La santa viste hábito blanco y escapulario y capa oscuros,
con ribetes dorados, y rectos y profundos pliegues, cubriéndose la cabeza con
una capucha cuyos bordes se ondulan enmarcándole el rostro ovalado, iluminado
con una leve sonrisa. Sostiene en su mano derecha un libro abierto, ocultando
la izquierda bajo el escapulario.
Es
obra del siglo XV o de principios del XVI.
San Francisco de Paula. Talla. 125 cm. de altura.
Representado algo más joven que en la iconografía tradicional de este santo. Se
nos presenta con barba negra, sin cubrirse la cabeza con la capucha, vistiendo
el hábito de su orden y sosteniendo en su mano izquierda un templo, símbolo
de la Iglesia. Ha
perdido el cayado que tenía en la mano derecha. Es obra anónima del siglo
XVIII.
Nuestra Señora del Pópolo. Óleo sobre lienzo. 77 x 106 cm. Nuestra Señora está
representada de media figura, cubierta con un manto azul oscuro con fina orla
dorada, abrazando tiernamente a su hijo. El Niño, como la Virgen, con un rostro
dulcísimo, viste una tuniquilla blanca, y se mueve inquieto poniendo un pie
sobre el antebrazo y tocando la barbilla de su madre. Ambas figuras dirigen su
mirada al espectador. La obra se completa por una orla de nubes y delicadísimas
cabezas de querubines.
Este
cuadro queda inscrito en un amplísimo marco de doradas tallas, a manera de
retablo, con decoración de acantos, ramos de flores y veneras, cubierto con un
dosel desde el que descienden, abriéndose, unos rizados cortinajes que imitan
telas adamascadas.
Este
marco recuerda obras de Francisco José Guerrero. En torno a 1730.
Retablo de Jesús Rescatado
Madera
tallada y dorada. Muestra un estrecho banco con ménsulas en las que aparecen
angelillos atlantes, y sagrario central entre columnillas salomónicas.
El
cuerpo principal tiene tres calles entre columnas, también salomónicas, vestidas
con frondosos acantos. La calle central, entre pilastras decoradas con guirnaldas
de flores y frutos, tiene una hornacina rematada por un arco trilobulado que
cobija la imagen de Jesús Preso, en tanto que en las calles laterales, sobre voladas
repisas, se alzan las imágenes de San Pedro y San Juan Evangelista.
La
calle medial culmina en el ático con una cartela que ostenta el emblema trinitario
entre tallas, al tiempo que sobre la cornisa montan un elaborado copete y un
ángel preso.
A
ambos lados, sobre las columnas exteriores, dos figuras arrodilladas de cautivos.
Nuestro Padre Jesús Rescatado. Imagen de vestir con cabeza y
manos de talla. Tamaño natural. Es obra de escuela local, datable en torno a
mediados del siglo XVIII.
San Pedro. Talla policromada. Altura: 93 cm. El apóstol aparece
revestido con una túnica ceñida y manto de rizados pliegues y delicados estofados.
Coloca su mano derecha sobre el pecho en tanto hace ademán de sostener con la
izquierda unas llaves. La barbada cabeza se eleva hacia arriba en ademán de comunicación
con la Divinidad.
Tanto el airoso plegado del manto como la posición de las
piernas, la izquierda ligeramente avanzada y flexionada, imprimen a esta
escultura un elegante movimiento.
San Juan. De similares características y dimensiones que la
anterior, con la que forma pareja. El evangelista se nos muestra joven, con
larga y ondulada melena e incipientes bigote y barba. Viste túnica azul oscuro,
también ceñida a la cintura, y manto que, cruzando diagonalmente la figura, cae
desde el hombro al brazo izquierdo en estupendos pliegues. La imagen, que
debía portar un cáliz en la mano izquierda, hace ademán de bendecir con la
derecha.
Son obras
excelentes muy próximas a José de Mora. En torno a 1710.
Capilla del Santísimo: Realizada en 1.905 por Manuel Garnelo
y Alda, de planta rectangular y sencilla cúpula elíptica decorada con dos
ciervos que beben agua del manantial que nace del cáliz y la Hostia, rodeados de
angelitos. La imagen del Sagrado Corazón
de Jesús, realizada por Manuel Garnelo y Alda en los años iniciales del
siglo XX. De talla y tamaño casi natural. Erguido sobre un pedestal de
plateadas nubes, Jesús abre con gesto solemne la parte superior de su túnica
blanca para mostrar, sobre el pecho, un corazón llameante. Le flanquean dos ángeles
alados de escaso valor artístico. No obstante cuenta como complemento con un
par de angelotes, hoy en la entrada de la capilla, del referido Garnelo.
Esculturas
en el despacho parroquial.
Piedad. Terracota de
pequeño tamaño. El conjunto se dispone sobre una base de madera, a modo de
risco, de 50 x 36 cm.,
sobre la que se han situado las imágenes de Cristo muerto, exánime sobre un
oscuro lienzo, en el regazo de María que, con un atuendo monjil a base de una
túnica dorada y un oscuro manto, con galón y vueltas también de oro, contempla
a su Hijo con dolorido semblante. María Magdalena, arrodillada, besa los pies
de Jesús.
Es
excelente el estudio anatómico de la figura de Cristo, así como la técnica de
las telas encoladas utilizadas profusamente en la composición, sin olvidar los
valores cromáticos de los dorados de las túnicas de los personajes.
Altura
máxima: 34 cm.
Es obra anónima de mediados del XVIII.
martes, 8 de noviembre de 2011
GRUPOS PARROQUIALES
Esquema Parroquial:
CONSEJO PASTORAL
CONSEJO ECONÓMICO
CULTO
LITURGIA
ADORACIÓN NOCTURNA
CORO
CORO
CARIDAD:
DELEGADOS DE MISIONES
CONFERENCIA S.VICENTE DE PAUL
CATEQUESIS DE:
HERMANDAD DE NTRA. SRA. DE LA AURORA Y S. FRANCISCO SOLANO, PATRONOS DE MONTILLA.
HERMANDAD DEL SAGRADO DESCENDIMIENTO DE NUESTRO
SEÑOR JESUCRISTO, SANTO NOMBRE DE JESÚS, MARÍA SANTÍSIMA DE LA ENCARNACIÓN Y
SAN JUAN DE ÁVILA.
PASTORAL DE LA SALUD
MANOS UNIDAS
CÁRITAS INTERPARROQUIAL
FORMACIÓN:
CATEQUESIS DE:
+ PRE-COMUNIÓN
+ POS-COMUNIÓN
+ CONFIRMACIÓN
GRUPOS DE BIBLIA
GRUPOS DE REFLEXIÓN DE JOVENES Y ADULTOS
PRE-MATRIMONIALES
PRE-BAUTISMALES
HOJA PARROQUIAL
HERMANDADES:
HERMANDAD DE NTRA. SRA. DE LA AURORA Y S. FRANCISCO SOLANO, PATRONOS DE MONTILLA.
PONTIFICIA HERMANDAD DEL SANTO ENTIERRO Y SOLEDAD Y ANGUSTIAS DE LA
MADRE DE DIOS.
FRANCISCANA HERMANDAD Y COFRADÍA DE NAZARENOS DE NTRO. PADRE JESÚS DE LA HUMILDAD Y PACIENCIA, MARÍA
STMA. DE LA CARIDAD EN
SUS TRISTEZAS Y SAN FRANCISCO SOLANO.
lunes, 7 de noviembre de 2011
BIOGRAFÍA
SAN FRANCISCO SOLANO
ESPAÑA
Nació en Montilla (Córdoba - España) el 10 de marzo de 1549. Francisco fue el tercer hijo de Mateo Sánchez Solano y Ana Jiménez, llamada “la Hidalga”. Tuvo dos hermanos llamados Diego e Inés. Creció en un hogar cristiano y comenzó su educación con los jesuitas de su ciudad, entrando en la Orden de San Francisco a los 20 años. Ya siendo joven destacó por su caridad y su mansedumbre. Era muy austero y gozaba de facilidad para la música, por lo que fue designado fraile de coro, para ordenar los cantos. Cursó Filosofía y Teología en el convento de Loreto de Sevilla, ordenándose sacerdote en 1576. Solicitó sin éxito ser destinado como misionero al norte de África.
La muerte de su padre le hizo volver temporalmente a Montilla para visitar a su madre, que padecía ceguera. Sin embargo, su estancia se prolongó más de lo previsto debido a una epidemia. En Montilla realizó varias curaciones inexplicables que dieron comienzo a su fama como milagrero. Era «no hermoso de rostro, moreno y enjuto», como nos lo describe uno de sus contemporáneos.
En 1581, Francisco Solano fue destinado como vicario y maestro de novicios al convento cordobés de la Arruzafa (hoy Parador Nacional), donde solía visitar a los enfermos y recomendaba a los más jóvenes que tuvieran paciencia en los trabajos y adversidades. De ahí fue trasladado al convento de San Francisco del Monte, cerca de Adamúz. Desde allí visitó los pueblos de alrededor predicando y haciendo el bien. Su fragancia impregnó Montoro, donde estuvo a punto de morir cuidando a los enfermos de la peste.
Terminará su evangelización por tierras andaluzas en La Zubia (Granada), donde será asiduo del hospital fundado por San Juan de Dios.
Nació en Montilla (Córdoba - España) el 10 de marzo de 1549. Francisco fue el tercer hijo de Mateo Sánchez Solano y Ana Jiménez, llamada “la Hidalga”. Tuvo dos hermanos llamados Diego e Inés. Creció en un hogar cristiano y comenzó su educación con los jesuitas de su ciudad, entrando en la Orden de San Francisco a los 20 años. Ya siendo joven destacó por su caridad y su mansedumbre. Era muy austero y gozaba de facilidad para la música, por lo que fue designado fraile de coro, para ordenar los cantos. Cursó Filosofía y Teología en el convento de Loreto de Sevilla, ordenándose sacerdote en 1576. Solicitó sin éxito ser destinado como misionero al norte de África.
La muerte de su padre le hizo volver temporalmente a Montilla para visitar a su madre, que padecía ceguera. Sin embargo, su estancia se prolongó más de lo previsto debido a una epidemia. En Montilla realizó varias curaciones inexplicables que dieron comienzo a su fama como milagrero. Era «no hermoso de rostro, moreno y enjuto», como nos lo describe uno de sus contemporáneos.
En 1581, Francisco Solano fue destinado como vicario y maestro de novicios al convento cordobés de la Arruzafa (hoy Parador Nacional), donde solía visitar a los enfermos y recomendaba a los más jóvenes que tuvieran paciencia en los trabajos y adversidades. De ahí fue trasladado al convento de San Francisco del Monte, cerca de Adamúz. Desde allí visitó los pueblos de alrededor predicando y haciendo el bien. Su fragancia impregnó Montoro, donde estuvo a punto de morir cuidando a los enfermos de la peste.
Terminará su evangelización por tierras andaluzas en La Zubia (Granada), donde será asiduo del hospital fundado por San Juan de Dios.

En 1589, el rey Felipe II pidió a los franciscanos que enviaran misioneros a Sudamérica. Finalmente, y para alegría suya, Francisco fue el elegido para la misión de extender la religión en estas tierras. Después de un accidentado viaje al Perú, con naufragio y peligro de perecer en el trayecto, como su destino era Tucumán (Argentina) emprende este larguísimo viaje en compañía de ocho franciscanos más. Había que atravesar los Andes por el valle de Jauja, Ayacucho y llegar hasta Cusco; cruzar la meseta del Collao, la actual Bolivia por Potosí y entrar en los confines del norte argentino; de nuevo bajar hasta Salta y finalmente hasta las llanuras del Tucumán. Aquí permanece hasta mediados de 1595, como misionero. Recorrió los territorios de Tucumán hasta las pampas y el Chaco Paraguayo y Uruguay.
Fray Francisco Solano llegaba a todas las tribus que se encontraba y les predicaba con un crucifijo en la mano y con la música, consiguiendo que todos le escucharan con un corazón dócil y que se hicieran bautizar por centenares y miles. Hablaba las lenguas de los indios, cosa que maravillaba a los españoles y a los mismos nativos. Tenía una hermosa voz y sabía tocar muy bien el violín y el rabel. En los sitios que visitaba divertía muy alegremente a sus oyentes con sus alegres canciones.
San Francisco Solano misionó por más de 14 años por el Chaco Paraguayo, por Uruguay, el Río de la Plata, Santa Fe y Córdoba de Argentina, siempre a pie, convirtiendo innumerables indígenas y también muchísimos colonos españoles.
Un día en el pueblo llamado San Miguel, un toro bravo se salió del corral y empezó a cornear sin compasión por las calles. El Santo se enfrentó a él con mansedumbre. La gente vio con admiración que el toro se acercaba a Fray Francisco y le lamía las manos y se dejaba llevar por él otra vez al corral, conducido por el cordón de su hábito.
Llegado a Lima en 1595, fue nombrado Guardián del Convento de la Recolección. Como siempre, se resistió todo lo que pudo antes de aceptar cualquier cargo de responsabilidad, exagerando su propia incapacidad para gobernar, pero finalmente tuvo que acatar la autoridad de sus superiores.
Su obsesión por la pobreza era tal que en su celda, tan sólo tenía un camastro, una colcha, una cruz, una silla y mesa, un candil y la Biblia junto con algunos otros libros. Era el primero en todo y jamás ordenó una cosa que no hiciera él antes.
Sus consejos eran prudentes, y cuando tenía que reprender a alguno de los demás frailes, lo hacía con gran celo y caridad. Sus excesivas penitencias y su espíritu de oración no le impedían ser alegre con los demás. Solano era también el santo de la alegría.
En Lima pasó los últimos años de su vida. A pesar de su precario estado de salud, continuaba haciendo grandes penitencias y pasaba noches enteras en oración. También iba a menudo a visitar a los enfermos o salía a las calles a predicar con su pequeño rabel y una cruz en la mano. Así conseguía juntar a un gran número de personas y las congregaba en la plaza mayor, donde se dirigía a la muchedumbre en alta voz. Predicaba en todas partes: en los talleres artesanales, en los garitos, en las calles, en los monasterios e incluso en los corrales de teatro. Especial significado tuvo su oposición a ciertos espectáculos teatrales en los que a su juicio se ofendía a Dios.
En octubre de 1605, Solano pasó a la enfermería del convento. Postrado y gravemente enfermo del estómago, apenas si podía salir a predicar y a visitar a los enfermos. Procuraba asistir a la comida en el refectorio junto con los demás frailes, pero comía muy poco, tan sólo unas hierbas cocidas. Además, seguía excediéndose en sus penitencias y no miraba por su delicada salud. De este tiempo es el conocido “sermón que convirtió Lima”.
Durante su última enfermedad, Solano era poco más que un esqueleto viviente. Finalmente murió el 14 de julio de 1610, día de San Buenaventura. Ese mismo día y a la misma hora se produjo un extraño toque de campanas en el convento de Loreto, en Sevilla, donde fue ordenado sacerdote y cantó misa. La enfermería se convirtió en un ir y venir de gente que querían besar las manos y los pies de Fray Solano. Le cortaron el pelo y las uñas como reliquias. Tuvieron que vestirlo cuatro veces, porque todos querían pedazos de su hábito.
A su entierro asistieron unas 5.000 personas. El virrey Marqués de Montesclaros y el arzobispo Lobo Guerrero portaron el féretro a la iglesia, donde la guardia de alabarderos apenas puede contener a la multitud. Predica sus virtudes el provincial jesuita, Juan Sebastián de la Farra, y se le da sepultura en la cripta de la iglesia, donde más tarde se levantará una capilla.
Tan sólo 15 días después de su muerte, se abrió su proceso de canonización. Las gestiones comenzaron en Lima, donde hubo 500 testigos, y después continuaron en otras ciudades del Perú, en el Tucumán y en España. Clemente X lo beatificó el 1675 y Benedicto XIII lo canonizó el 27 de diciembre de 1726. Su festividad es el 14 de julio.
domingo, 6 de noviembre de 2011
PATRONAZGOS DE SAN FRANCISCO SOLANO
Lima (26 – junio – 1629)
Plata de las Charcas (25 – febrero – 1631)
Panamá (14 – julio -1631)
Mar del Sur (hoy Océano Pacífico) (18 agosto 1631)
Salinas, valle de Misqui (20 –
septiembre – 1631)
Cartagena de Indias (11 –
octubre – 1631)
Valverde de Ica (25 – octubre – 1631)
San Felipe de Austria de Oruro (13 – octubre -1631)
Castrovirreyna (30 – diciembre – 1631)
La
Habana (6 –
febrero – 1632)
Huamanga (Ayacucho) (16 –
febrero – 1632)
Oropesa del Valle de Cochabamba (1 – marzo - 1632)
Potosí (23 – marzo – 1632)
Carrión de Velasco (Guaura) (11 – junio – 1632)
Arnedo, valle de Chancay (13 – junio – 1632)
Cuzco (22 – octubre – 1632)
Santiago de Chile (26 – agosto – 1633)
Chile (3 – enero – 1635)
Montilla (14 – marzo – 1647)
Prelatura Deán Funes (3 – febrero – 1982)
OTROS PATRONAZGOS
Patrono en los terremotos (1897)
Unión Misional Franciscana fundada en Sajonia (1907)
Patrono del folklore argentino (1949)
sábado, 5 de noviembre de 2011
HAN DICHO DE ÉL
“Amen tanto a María como S. Fco. Solano, que algunas veces,
como fuera de sí, llevado de una santa locura, se ponía a cantar coplas
cariñosas delante de una imagen, a semejanza de lo que hacen de noche los
amantes del mundo”. S. ALFONSO Mª DE
LIGORIO (Las Glorias de María I).
“Almas eucarísticas fueron un Toribio de Mogrovejo, un
Francisco Solano…” PÍO XII (31- 10 – 1943)
“…se lo pedimos así al Autor y Dador de todo
bien, por medio de vuestros grandes Santos, Toribio de Mogrovejo, Francisco
Solano…” PÍO XII (15 – 5 -
1949)
“Amamos al Paraguay que se honra con
la memoria de San Francisco Solano.” BEATO JUAN XXIII (25 – 11 - 1960)
“Los
orígenes de la fe católica en el continente americano tuvieron como centro
importante y vital la región que ahora forma vuestro insigne País (Paraguay) con
nombres gloriosos como el de S. Francisco Solano…” PABLO VI (19 – 5 – 1964)
“Ahí están la solidaridad y ardor misionero
de San Francisco Solano”. BEATO JUAN PABLO II (2 – 2 – 1985).
“No puedo dejar de mencionar la vida sencilla,
alegre, llena de amor por los indígenas de San Francisco Solano.” BEATO JUAN PABLO II (8 – 4 – 1987).
“Lo que fue san Francisco Javier para las Indias Orientales, lo fue san
Francisco Solano para las Indias Occidentales, y con más razón”. ESPASA CALPEjueves, 3 de noviembre de 2011
HORARIOS MISA
CELEBRACIÓN DE LA FE:
Horarios de Misa:
Domingos y festivos: 11,00 h. y 20 h.
+ Monasterio Sta. Ana:
Laborables: 8,30h.
Sábados: 8,30h.
Domingos y festivos: 13h.
+Templo Parroquial:
Laborables: 21 h.
Domingos: 10,30 h.
Horario de Verano: 10,00 h a 11,15 h
+ Capilla del Sagrado Descendimiento
Tercer domingo a 12:30 h.
+Monasterio Sta. Ana:
Laborables: 8,30h.
Domingos y festivos: 13h.
Todos los días de Cuaresma después de Misa.
Durante la novena a Ntra. Sra. de la Aurora y la de San Francisco Solano.
L, M, X y V de 19:45 a 20:40 en verano.
Horarios de Misa:
De octubre a abril (incluidos):
+ Templo Parroquial:
Laborables: 20 h.Domingos y festivos: 11,00 h. y 20 h.
+ Capilla del Sagrado Descendimiento
Tercer domingo a 12:30 h.+ Monasterio Sta. Ana:
Laborables: 8,30h.
Sábados: 8,30h.
Domingos y festivos: 13h.
De mayo a septiembre (incluidos):
+Templo Parroquial:
Laborables: 21 h.
Domingos: 10,30 h.
Horario de Verano: 10,00 h a 11,15 h
+ Capilla del Sagrado Descendimiento
Tercer domingo a 12:30 h.
+Monasterio Sta. Ana:
Laborables: 8,30h.
Domingos y festivos: 13h.
Exposición del Stmo:
Todos los jueves una hora antes de Misa.Todos los días de Cuaresma después de Misa.
Durante la novena a Ntra. Sra. de la Aurora y la de San Francisco Solano.
Sacramento de la Penitencia:
Todos los días antes y durante de la Eucaristía.
Archivo:
L, M, X y V de 18:45 a 19:40 en invierno.L, M, X y V de 19:45 a 20:40 en verano.
miércoles, 2 de noviembre de 2011
ORACIONES AL SANTO
HIMNO A SAN FRANCISCO
SOLANO
Francisco Solano, sol
que en Montilla tuvo el alba,
que en la patria y en America
rayos benignos derrama.
Era oración siempre ardiendo
de tu corazón la lámpara,
tu librea, la humildad,
y la pobreza, tu dama.
Penitente, y alma alegre,
doquier el gozo propagas,
sin cesar, con las criaturas,
la bondad de Dios cantabas.
Casta paloma sin hiel,
agravios no te turbaban,
Dios te dio el don de sanar
de la discordia las llagas.
En cárceles y hospitales
acreció tu amor sus llamas,
salud se hacía en tus manos
y consuelo en tus palabras.
Tu sed, no de plata y oro,
tu sed de martirio y de almas
convirtió en trigal de Dios
Perú, Tucumán, La
Plata.
Con el riego de tu celo
y el calor de tu voz mansa,
en selvas y urbes, la mies
llegó a cosecha granada.
A Dios gloria por tu vida,
que fue cauce de su gracia;
al que en ti mostró su amor,
nuestro ruego y alabanza. Amén.
(Marcos Rincón Cruz O.F.M.)
RESPONSO AL SANTO
Si buscas virtudes,
mira
cuántas practicó
Solano;
en todas fue
peregrino
y en todas muy
consumado.
Milagros hizo a
millares
con enfermos y
apestados,
con ciegos, cojos,
tullidos,
con leprosos y con
mancos;
muchos libres de la
muerte
y muchos resucitados.
El mar serena sus
furias
y se aquieta su manto;
en que se embarcó con
muchos
y a todos los sacó a
salvo;
los peligros se
retiran,
los pobres van
consolados;
cuéntenlo los
socorridos,
díganlo los
Montillanos.
Gloria al Padre,
Gloria al Hijo,
Gloria al Espíritu
Santo;
ruega al Señor por
nosotros,
piadosísimo Solano,
para que dignos así
de tus favores
seamos.
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, que por
medio de San Francisco Solano, llevaste al seno de tu Iglesia a mucha gente de
Hispanoamérica, por su intercesión y sus méritos llena nuestros corazones de tu
amor y conduce a todos los que te ignoran al conocimiento del misterio de
Cristo. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
ORACIÓN DESDE
ARGENTINA
Señor
Jesús, tú infundiste en tu
siervo
san Francisco Solano un heroico
desprendimiento
de todo y de todos para
mejor
servirte a ti y al prójimo; te
pedimos
por su intercesión la gracia de
servirte
a ti con creciente amor y al
prójimo
con más generosa entrega.
Padrenuestro,
Avemaria y Gloria
Señor
Jesús, tú fuiste el buen
pastor
que dio su vida por las ovejas e
infundiste
en tu siervo san Francisco
Solano
un gran celo por la salvación de
los
hombres, especialmente de los más
pobres
e indefensos; te pedimos por su
intercesión
la gracia de ser los apóstoles
de tu
reino y los mensajeros de tu amor
entre
nuestros hermanos más necesitados.
Padrenuestro,
Avemaria y Gloria
Señor
Jesús, tú infundiste un gran
espíritu
de oración y de contemplación
en tu
siervo san Francisco Solano; te
pedimos,
pues, que por su intercesión
aumentes
nuestra fe, afirmes nuestra
esperanza
y avives el fuego de nuestra
caridad,
para que hagamos de nuestra
vida
un cántico de alabanza para tu gloria
y una
siembra de luz para nuestros
hermanos.
Padrenuestro,
Avemaria y Gloria
Señor
Jesús, tú eres la eterna
alegría
y amas a los que te sirven
alegremente;
por la intercesión de tu
siervo
Francisco Solano, el santo de la
alegría
y de la música, te pedimos la
gracia
de servirte alegremente, de
soportar
con alegría las penas de la vida
y de
ser los pregoneros de tu alegría en
medio
de nuestros hermanos tristes y
afligidos.
Padrenuestro,
Avemaria y Gloria
Virgen
María, Madre de Jesús y
Madre
nuestra espiritual, tú fuiste el
amparo
de tu siervo devoto san Francisco
Solano
en todos los innumerables
peligros
y dificultades de su vida; te
pedimos
que por su intercesión seas
nuestro
amparo y socorro en esta angustia
y
necesidad y que alcancemos la gracia
que
tanto ansiamos y esperamos.
Salve y Credo
martes, 1 de noviembre de 2011
PALABRAS DE SAN FRANCISCO SOLANO
PALABRAS DE SAN FRANCISCO SOLANO
“Glorificado sea Dios”.
“Nuestra bienaventuranza consiste en estar bien con Dios, amándole de corazón y haciendo en todo su santa voluntad”.
“Me asombra cómo no nos abrasamos y hervimos en amor de Dios considerando un tan gran Señor como tenemos”. “Amad a Dios hijos, amad a Dios”.
“¡Qué buen amigo, qué buen amigo es Dios!”
“¡Oh, qué buen Dios tengo! ¡Oh buen Dios y Señor todopoderoso!”
“Mirad pecadores, no ofendáis a Dios. Mirad que tenéis buen Dios y está diciendo: no me azotéis más que me duele mucho.”
“Amen mucho a Dios, quieran mucho a Dios, sirvan mucho a Dios.”
“Milagro, milagro cierto,
soberano y muy divino,
que en forma de pan y vino
Nuestro Dios viene encubierto”.
A mi hermana Inés
A mi hermana Inés Gómez Solano,
en la calle de San Agustín, en Montilla.
Con extremado contento, hermana mía, recibí la suya sabiendo por ella que vuesa merced y mis sobrinos tienen salud, aunque acompañada de trabajos: fruta con que el Señor regala a los suyos. Estímelos en mucho, y padézcalos con grande alegría, porque es merced muy señalada, que su Divina Majestad le hace; y según dice Pablo, “como fuéremos compañeros de las pasiones y trabajos de Cristo, lo seremos de sus consolaciones”. Y pues Jesucristo le ha echado el ojo para hacerla compañera suya en sus trabajos, señal es que también la quiere hacer compañera de las consolaciones de su gloria. Agradézcale mucho el cuidado que tiene de su salvación. A nuestra sobrina Brígida de Gálvez dará mis recomendaciones, y que no le doy el pésame, sino el parabién de la muerte de tan buen hermano. Pues de creer es que, según su vida, está gozando de la vida sin muerte.
Pues gusta a vuesa merced de tener en compañía a María y a Mencía, deseo que sean santas siervas de Dios. Ayúdeles con buena doctrina. Nuestra bienaventuranza consiste en estar bien con Dios, amándole de corazón y haciendo en todo su santa voluntad; y el medio para alcanzarlo se contiene en la siguiente oración: “Todopoderoso y clementísimo Señor, Dios y Salvador mío pésame de todo corazón de haberos ofendido por ser quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas y propongo de nunca más pecar y de apartarme de todas las cosas de ofenderos, y de confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Yo os ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados. Suplico, Señor, con firme esperanza en vuestra bondad y misericordia infinita, me los perdonaréis por los merecimientos de la preciosa sangre y Pasión de mi Señor Jesucristo, vuestro Hijo, y me daréis gracia para enmendarme y preservar hasta la muerte. Amén”. Tenga cuidado de mandar leer esta oración muchas veces, hasta que la tome de memoria, y dígala todos los días muy de corazón, porque va la salvación del alma y el alcanzar la vista de Dios, el cual prospere a vuesa merced en su santo servicio y en la gloria nos veamos.
De Lima, 16 de marzo de 1610
Su hermano, fray Francisco Solano
COPLAS A SAN FRANCISCO SOLANO
LETRAS DE LAS COPLAS TRADICIONALES
DEL CANCIONERO POPULAR MONTILLANO
DEL CANCIONERO POPULAR MONTILLANO
¡Quién tuviera la dicha
de un montillano;
bautizarse en la pila
donde Solano!
San Francisco Solano
Dijo a su madre;
No me haga usted camisa,
Quiero ser fraile.
El que quiera saber
Quién es Solano,
Que lo ofenda delante
de un montillano.
Con el bastón tocaba
Sobre una peña,
Y salieron las aguas
Claras y bellas.
Cuando este santo niño
Estaba en la cuna,
Repartía los rayos
Como la luna.
¿Dónde va mi Solano
al ser de día?
A visitar el barrio
De Tenerías.
Con el cordón tocaba
Los toros bravos
Y al instante quedaban
Nobles y mansos.
San Francisco Solano
Nació en Montilla,
Fue a convertir herejes
Y murió en Lima.
ESTRIBILLO:
¡Viva Solano,
que es el mejor
de todos
los montillanos!
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