Un miembro de la Comisión Pro-monumento, D. José Palma, recordó cómo se puso en marcha este proyecto durante el Cuarto Centenario de la muerte del Santo, declarado Año Jubilar por Benedicto XVI. En Pleno Municipal, presidido entonces por Dª Rosa Lucía Polonio, dio luz verde a esta iniciativa popular.
A continuación, el presidente de la Comisión y párroco de San Francisco Solano de Montilla, subrayó que se levantaba a un monumento al amor. “Por sus frutos los conoceréis, decía el Señor, y el fruto de Francisco Solano fue el amor” hacia los enfermos, los necesitados, hacia los hombres de todas las razas, que unió culturas como la española, americana y africana, pues también vivían africanos en los barcos y tierras americanas. También es un monumento al amor porque es expresión de lo que sienten tantos montillanos hacia su Paisano y Patrón, por ello no han dudado en quitarse algún capricho para aportar lo que pueden para esta obra.
D. Federico Cabello de Alba, alcalde de la ciudad, recordó que es un monumento al “mejor de los montillanos” hecho por montillanos, no sólo por la aportación de todos los que han colaborado, sino porque el escultor, D. Rafael Rodríguez, la arquitecto, la señora Mara Portero y las empresas de construcción, son montillanos.
A continuación, el Vicario Episcopal de la Campiña, D. Jesús Poyato, el guardián franciscano de Lucena, Fray Joaquín Pacheco, dos miembros de la Comisión, el escultor y la arquitecto, abrieron lo lona que tapaba la imagen del Santo. El aire jugó una mala pasada moviendo la lona, por lo que no fue fácil descubrir la efigie, convirtiéndose en la anécdota del acto.
Para terminar, se entonó la copla popular:
“Con el bastón tocaba
sobre una roca,
y salieron la aguas
claras y bellas..”
En ese momento, la fuente comenzó a echar agua, emocionando a los presentes, por lo que se hizo difícil continuar cantando:
“Viva Solano, que es el mejor de todos los montillanos.”
Después besos, abrazos, felicitaciones y muchas, muchas fotos.